Investigadores de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Alta Austria y la Universidad de Tecnología de Graz utilizaron datos de EEG y ECG para demostrar que las videoconferencias y los formatos de educación en línea generan un mayor cansancio que las alternativas presenciales. Lo que ellos han llamado “fatiga por Zoom” o “Zoom Fatigue”, en referencia a la famosa plataforma que se hizo popular durante el confinamiento.
La fatiga por Zoom es demostrada por primera vez
Tras la pandemia de COVID-19, el aumento de las interacciones virtuales ha creado un nuevo desafío: la fatiga causada por las videollamadas, también conocida como fatiga por Zoom o fatiga de videoconferencia. Este agotamiento, caracterizado por una sensación de cansancio y estrés debido a una comunicación basada en video demasiado larga o inapropiada, anteriormente solo se investigaba a través de encuestas y autoevaluaciones de los usuarios.
Un equipo de investigación interdisciplinario liderado por René Riedl de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Alta Austria/Campus Steyr y Gernot Müller-Putz de la Universidad de Tecnología de Graz ha logrado proporcionar evidencia neurofisiológica de la fatiga por Zoom.
En el proyecto “Tecnoestres en Organizaciones” financiado por el Fondo de Ciencia de Austria FWF, los investigadores llevaron a cabo un estudio neurocientífico con estudiantes para investigar la fatiga de videoconferencia en el contexto de conferencias universitarias en línea.
Los participantes en el estudio asistieron a conferencias que se realizaron tanto en persona en un aula tradicional como en línea a través de videoconferencias. Luego, se compararon estas dos condiciones experimentales. El equipo de investigación midió parámetros de fatiga tanto neurofisiológicamente mediante electroencefalografía (EEG) y electrocardiografía (ECG), como a través de cuestionarios. Esto les permitió registrar parámetros fisiológicos objetivos y percepciones subjetivas.
Los hallazgos objetivos basados en EEG y parámetros específicos de la variabilidad de la frecuencia cardíaca, así como las percepciones subjetivas de los participantes, mostraron que una conferencia en línea basada en video de 50 minutos agotaba significativamente a los participantes del estudio en comparación con una conferencia de la misma duración en el formato tradicional, donde profesores y estudiantes se encuentran cara a cara.
Un mejor uso de las tecnologías
El estudio se ha publicado en la destacada revista Scientific Reports, en el artículo, Diedl y Müller-Putz, explican:
“Es importante comprender mejor la fatiga de videoconferencia, ya que este fenómeno tiene un impacto de gran alcance en el bienestar de las personas, las relaciones interpersonales y la comunicación organizacional. Se requiere una visión holística de los mecanismos psicológicos y fisiológicos subyacentes para desarrollar estrategias efectivas para hacer frente a los efectos perjudiciales de la fatiga de videoconferencia”.
Junto con dos colegas norteamericanos, los dos científicos forman parte de la junta directiva de la Society for Neuro-Information Systems, una asociación científica internacional sin fines de lucro con sede en Viena que promueve y apoya la investigación e innovación en la intersección de la neurociencia, la investigación de sistemas de información y la digitalización.
Un objetivo clave de esta sociedad es hacer que las personas estén más satisfechas y sean más productivas al utilizar tecnologías digitales. En este punto, controlar la fatiga por Zoom es un punto crucial para mejorar la capacidad laboral y de aprendizaje. Los científicos concluyeron:
“Comprender mejor los procesos neurofisiológicos en el cuerpo y el cerebro de los usuarios es esencial para lograr estos objetivos”.
Así que, si te sientes más cansado últimamente en tu universidad o trabajo, puede que estés sufriendo de fatiga por Zoom. Así que, quizás, es momento de que los empleadores y profesores deban replantearse disminuir el tiempo de las videoconferencias.
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