La pérdida de un niño, un evento traumático que afecta profundamente nuestros corazones. Aunque la muerte de nuestros seres queridos mayores es dolorosa, puede entenderse como parte inevitable de la vida, la muerte de un niño es incomprensible. Desde este abismo de desesperación surge la historia de Rosalía Lombardo, “la momia más hermosa del mundo”.
La historia de Rosalía Lombardo
Rosalía Lombardo nació en 1918 en el seno de una noble familia en Sicilia, Italia. Sin embargo, a tan solo unos días de cumplir dos años, en diciembre de 1920, falleció a causa de una neumonía.
Se cuenta, aunque no de manera oficial, que el cuerpo de la niña fue sometido a un proceso de conservación debido a que su padre, Mario Lombardo, un adinerado noble y general del ejército italiano, no pudo soportar la partida de su querida hija, según informa The Mirror.
El encargado de embalsamar a Rosalía fue Alfredo Salafia, quien utilizó una combinación de productos que incluían zinc, ácido y alcohol para preservar la piel de las personas. El resultado fue sorprendente, ya que cualquiera que la observe hoy, convertida en una momia en un museo, podría jurar que está en un tranquilo sueño.
Incluso entre los miles de turistas que la visitan cada año, hay quienes afirman haberla visto parpadear a través del cristal de su caja. Sin embargo, Dario Piombino-Mascali, el curador de las catacumbas capuchinas donde descansa el cuerpo de Rosalía Lombardo, despeja esta ilusión:
“Es una percepción óptica causada por la luz que se filtra a través de las ventanas laterales, la cual varía a lo largo del día”.
A pesar de esto, algunos de los cuerpos están notablemente bien conservados. Algunos parecen genuinos niños dormidos, oscurecidos por el tiempo. Incluso tienen ojos falsos, lo que les da la apariencia de estar observando. Son como diminutas muñecas, como se describe en The Guardian.
Una conservación única
Rosalía Lombardo conserva su cabello dorado, adornado con un lazo amarillo, y su piel sigue siendo tan suave como la de cualquier niña de su edad.
Sin embargo, el estado perfecto e inusual de esta momia infantil ha llevado a algunos a cuestionar su autenticidad. Para disipar las dudas, se realizaron pruebas que revelaron que sus órganos estaban intactos y que su cerebro solo se había reducido en un 50%. Además, sus piernas y brazos también estaban completos, como se confirmó mediante radiografías.
Rosalía está exhibida en la Capilla de los Niños de las catacumbas de los Capuchinos de Palermo. Estas grutas albergan un poco más de 8000 cuerpos, y entre ellos se encuentran 163 niños. A principios de este año, se informó que científicos llevarían a cabo investigaciones para desvelar el misterio que rodea a las momias infantiles en Sicilia.
Kirsty Squires, doctora de la Universidad de Staffordshire, declaró:
“Viajaremos en enero para realizar nuestro trabajo de campo. Utilizaremos una unidad de rayos X portátil y tomaremos cientos de imágenes de los niños desde diversos ángulos”.
Los resultados esperados permitirán comprender aspectos relacionados con su desarrollo, salud e identidad, al comparar los datos biológicos con aspectos culturales, como la forma en que fueron momificados y la indumentaria que llevaban. Por el momento, Rosalía Lombardo es un tesoro científico y turístico.
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