Oxana Malaya: La historia de la niña criada por perros

La historia de Oxana Malaya sirve como un testimonio impactante de la profunda influencia de la crianza sobre las características innatas. A la corta edad de apenas 3 años, sus padres alcohólicos la dejaron totalmente abandonada una noche, descuidando su cuidado. Impulsada por el instinto, se dirigió hacia la fuente más cercana de calor y refugio: la perrera.

La triste historia de Oxana Malaya

Oxana Malaya: La historia de la niña criada por perros

Oxana Malaya nació en Jersón, en 1983, en un pueblo llamado Nova Blahovishchenka, en la antigua República Socialista Soviética de Ucrania, cuando el país aún pertenecía a la Unión Soviética.

Los padres de Oxana Malaya apenas notaban su ausencia mientras ella soportaba una vida confinada a la jaula de perros, subsistiendo con los escasos restos que dejaban atrás. Aunque ocasionalmente vislumbraba a los humanos desde la distancia y se aventuraba en su antigua casa familiar, había dejado de identificarse con su propia especie. Para ella, la perrera contenía la totalidad de su existencia significativa.

Poco a poco, Oxana se asimiló al grupo de caninos, abandonando su naturaleza humana. No fue sino hasta cinco años después que un vecino preocupado alertó a las autoridades sobre la inusual situación de una niña siendo criada por perros.

Cuando finalmente fue rescatada, había perdido por completo su capacidad de hablar y había adoptado una marcha cuadrúpeda, asemejándose más a un perro que a un ser humano. Una vez que un niño pasa el período crítico para aprender habilidades lingüísticas antes de los 5 años, las posibilidades de que adquiera habilidades de lenguaje humano se vuelven sumamente reducidas.

La actualidad de la Oxana

Oxana Malaya: La historia de la niña criada por perros

Hoy en día, Oxana Malaya tiene casi 40 años y reside en una institución para personas con discapacidades mentales. Dedica su tiempo al cuidado de animales de granja, pero mantiene una interacción sorprendentemente limitada con su propio perro mascota. Su habla se caracteriza por una entrega monótona y carente de emoción, desprovista de cadencia natural.

Oxana logró volver a aprender el habla en cierta medida, gracias a los vestigios de sus habilidades lingüísticas infantiles antes de ser abandonada. A través de esfuerzos dedicados en una escuela de orfanato, le enseñaron a caminar erguida, a comer con utensilios y, lo más importante, a comunicarse como un ser humano.

Expertos que la visitaron en Ucrania, su país natal, evaluaron su capacidad mental como similar a la de una niña de 6 años, con una baja tolerancia al aburrimiento. Sin embargo, muestra una habilidad notable para seguir instrucciones y disfruta siendo el centro de atención. Curiosamente, su respuesta instintiva, muy parecida a la de un perro protegiendo un hueso, es esconder cualquier objeto que recibe.

La historia de Oxana Malaya destaca la inmensa influencia del entorno en el desarrollo humano. Su vida entre perros revela la importancia de la crianza en la adquisición de habilidades fundamentales, como el lenguaje. A pesar de los desafíos, su capacidad de reintegrarse en la sociedad y aprender a comunicarse nuevamente es un testimonio de la resiliencia humana.



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