El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en su despacho de la calle Génova preparando su discurso de investidura, en una imagen cedida por el PP.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en su despacho de la calle Génova preparando su discurso de investidura, en una imagen cedida por el PP.

Treinta y cinco días después de haber recibido el encargo del Rey, Alberto Núñez Feijóo llega a su debate de investidura con los mismos 172 apoyos con los que partió. Ni uno más. A pesar de que intentó un acercamiento frustrado a Junts per Catalunya, un partido al que el PP tachaba prácticamente de golpista, y de que insistió en llamar a la puerta del PNV, que contestó con sucesivos portazos, el líder del PP no ha conseguido en cuatro largas semanas amarrar ningún respaldo más de los que le granjearon el encargo de Felipe VI. Al final de esta semana, salvo sorpresa mayúscula, se quedará a cuatro escaños de la mayoría absoluta, con el apoyo de los 137 diputados del PP, los 33 de Vox, un diputado de UPN y otro de Coalición Canaria. Feijóo tratará de argumentar esa derrota parlamentaria como una “renuncia” personal a no ser presidente al no haber querido aceptar las condiciones de los independentistas catalanes. El alegato contra la amnistía marcará su discurso en el debate, ideado por el PP para reforzar su liderazgo en la oposición, sin que esté claro, sin embargo, por cuánto tiempo lo ostentará.

Todos los barones del PP arroparán este martes a Feijóo durante su discurso de investidura en el Congreso, en una imagen pensada para reforzar al político gallego, que afronta uno de los debates más importantes de su carrera política. Génova ha tocado a rebato y asistirán 11 presidentes de comunidades autónomas gobernadas por el PP, incluida la ciudad autónoma de Ceuta, y cinco presidentes regionales del partido. Todos excepto las presidentas de Cantabria y Baleares, María José Sáenz de Buruaga y Marga Prohens, respectivamente, y el presidente de la ciudad autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, que tienen que comparecer en la sesión de control al Gobierno en sus respectivos parlamentos autónomos. La dirección les ha convocado a todos después a una comida conjunta en agradecimiento al respaldo que están brindando a Feijóo, ya desde su asistencia al multitudinario mitin del domingo en Madrid para calentar la investidura ―con 40.000 asistentes, según la Delegación de Gobierno―, que ha supuesto un chute de autoestima para un partido tocado tras su victoria insuficiente para gobernar.

No solo para el partido, sino muy especialmente para el propio Feijóo. “El acto del domingo era importante en clave personal para él. No es fácil gestionar el resultado de las elecciones generales”, apunta un barón que estuvo presente en la plaza de Felipe II, y que cree que la investidura del líder del PP “es el primer acto de la campaña electoral”. Esto es así porque gran parte del PP cree que, una vez fracase Feijóo ―algo que el partido da por descontado―, Pedro Sánchez logrará gobernar, pero la legislatura será corta por la inestabilidad que provocará el apoyo de Junts, y por tanto deben prepararse para ir pronto a las urnas.

La investidura fallida sirve, por tanto, a juicio del PP, como trampolín para Feijóo para ejercer el liderazgo de oposición, aunque no esté claro por cuánto tiempo querrá él desempeñar ese puesto. En una entrevista este domingo en el diario Abc, el líder del PP dejó la puerta abierta a marcharse antes de que finalice la legislatura: “Si llego al convencimiento, en algún momento, dentro de cuatro años, dentro de tres, lo que fuere, de que no soy lo suficiente útil a mi partido, sería coherente con mi propio pensamiento”, reflexiona. “De la misma forma que después de pensar, dije, si no le gano a Sánchez, yo me voy, si en algún momento, durante esta legislatura, o en el año que fuere, llego a ese convencimiento íntimo y personal, sería coherente y se lo comentaría a mis compañeros”.

El debate de investidura será decisivo para el liderazgo de Feijóo, aunque nadie en el PP prevé una crisis en el corto plazo y el líder está cumpliendo con el guion que le piden desde el ala dura de la derecha, lo que le permite ahuyentar los problemas internos. El político gallego ha subido el pistón contra la posible ley de amnistía para los líderes del procés, que en el acto del domingo calificó de “cacicada” e “indignidad”, y seguirá el mismo camino en su discurso en el Parlamento, que incluirá un alegato contra la medida de gracia.

Hasta tal punto que tratará de vender su derrota parlamentaria como una renuncia personal, precisamente por no haber aceptado la petición de una amnistía. “Mañana Feijóo será el primer candidato a la investidura que, pudiendo obtener los votos para ser presidente, renuncia a conseguirlos”, defendió este lunes la secretaria general, Cuca Gamarra, aunque el PP sabe que tampoco le saldrían los números en caso de haber aceptado las condiciones de los independentistas catalanes, porque en esa hipótesis se le caería el respaldo de Vox. Como resumen fuentes del PNV: “A Feijóo no le faltan cuatro votos, le sobran 33 [los de Vox]″.

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El líder del PP tratará de conjugar ese tono de máxima dureza contra la amnistía para contentar al ala más derechista con otro contenido más propositivo en su discurso, buscando un perfil “de estadista”, avanzan en el PP. Feijóo presentará un programa de Gobierno basado en sus promesas electorales pero abierto a consensuar algunos temas clave en los seis pactos de Estado que ofreció a Sánchez en su reunión en agosto, y que volverá a ofertar.

Durante el debate, que será plurilingüe, el político gallego “apelará a las conciencias de los dirigentes de las diferentes sensibilidades políticas” para que reconsideren su negativa a apoyarle, apuntó este lunes su número dos, Cuca Gamarra, aunque sostuvo que en ningún caso se trataba de una apelación al transfuguismo. Preguntada por si el PP se sentiría cómodo en un Gobierno que saliera adelante con el apoyo de tránsfugas, algo de lo que el PSOE acusa al PP por sus llamamientos a los socialistas a reconsiderar su voto, Gamarra contestó que “el PP no está en ese ámbito ni se mueve ahí” y que “quien mejor ejerce el transfuguismo ideológico es Pedro Sánchez”. No obstante, el fantasma del tranfuguismo, como el de la eventual amnistía, sobrevolarán una investidura que nació hace 35 días condenada al fracaso.

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