Los malos tragos se digieren, más o menos rápido, y la realidad se asienta, implacable. Donald Trump, Kamala Harris y los seguidores de ambos definieron las elecciones de hace una semana como las más importantes de la historia. Según el espectro político estadounidense completo, todo pendía de un hilo. “No vamos a tener un país”, decía el republicano del panorama del futuro si ganaba su contrincante. “La democracia está en juego”, advertían consecuentemente los demócratas, consistentes, antes y después de que Joe Biden se retirara de la carrera. En una batalla de hipotéticos, las versiones de los apocalipsis se enfrentaban: “Tercera Guerra Mundial”, “El cuento de la criada”, “La dictadura woke”, “La dictadura de Donald Trump”… Tras la victoria contundente del expresidente, la hipérbole de la campaña se ve con otra luz. Y con las primeras noticias sobre la transición que dará forma al segundo mandato de Trump, el oráculo produce imágenes un tanto más aterrizadas, pero no por ello menos alarmantes.
El primer misterio en disiparse fue quién sería su jefe de Gabinete. En un anuncio el jueves, el puesto fue asignado a la fiel Susie Wiles, quien estuvo a cargo de su turbulenta pero finalmente exitosa campaña. La que será la primera mujer en llevar ese título supuestamente siempre había tenido el ojo posado en él, uno de los de mayor rango en la Administración estadounidense. El nombramiento ha sido interpretado como un premio y también un testamento de su efectividad a la hora de interpretar y ejecutar las órdenes de Donald Trump. Frente a las locuras del jefe, Wiles es una pragmática: no le suele decir que no —algo que a estas alturas ya todos saben que no es muy recomendable— pero, según los numerosos reportajes que han narrado el interior de la campaña republicana, sí logra matizar y rebajar sus impulsos.
En los días siguientes, el presidente electo descartó incluir a los relativamente moderados Mike Pompeo y Nikki Haley en su equipo directo y, en cambio, empezó a asignar posiciones a miembros de la línea dura en diferentes materias. En la noche del domingo nombró a Elise Stefanik como embajadora ante la ONU, una mujer que considera que el organismo internacional es antisemita. Y a Tom Homan “zar de la frontera”, dejando al ideólogo de la política de “tolerancia cero”, que se implementó durante su primer mandato y que separó familias y puso a niños indocumentados en jaulas heladas, a cargo de la nueva política de inmigración. La gestión de la deportación masiva de inmigrantes sin papeles, uno de esos apocalípticos hipotéticos que dominó la campaña, será la mayor prioridad. Por ahora, Homan ha descartado redadas en los vecindarios y campos de concentración, pero no registros en los centros de trabajo. Aun así, falta mucho por saber de cómo se implementará una promesa, que si se cumple a cabalidad, puede derrumbar la economía y llevar al límite al tejido social estadounidense.
El lunes, Lee Zeldin fue anunciado como nuevo jefe de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés). El futuro responsable de este organismo federal tiene, en una paradoja orwelliana, la tarea de eliminar las regulaciones medioambientales. En este caso, el peso mayor ha sido su lealtad a Trump, pues Zeldin apenas tiene experiencia en esta área, más allá de haber impulsado alguna iniciativa legislativa al respecto. En cambio, apoyó que el país se retirara de los Acuerdos de París y, tal vez más importante, votó en contra de certificar la victoria de Joe Biden en las elecciones de 2020.
Ha pasado apenas una semana desde que los estadounidenses reeligieran a quien ha sido, y será, probablemente, el presidente más controvertido de la historia (aquí nos rendimos también ante su gusto por los superlativos) del país, pero la lluvia de ideas para los próximos cuatro años ha empezado a dar paso a bocetos finales. Nos podemos imaginar con más confianza qué hará Trump en su primer día de vuelta en la Casa Blanca y también lo que será su presidencia 2.0.
Sin embargo, el hecho de que de repente las versiones del futuro se vuelven realistas, no significa que no se parezcan peligrosamente a la distopía. Con el poder absoluto —Ejecutivo, Legislativo, con ambas cámaras del Congreso, y Judicial, con un Supremo tan fiel que lo ha nombrado inmune como presidente— las posibilidades son amplias. Todavía hay grandes incógnitas, claro. El papel de Elon Musk, por ejemplo, todavía no está claro; como tampoco lo está la estrategia que tendrá Trump para acabar las guerras en Ucrania y Medio Oriente, otra de las promesas electorales en las que sus votantes han creído y que él tendrá que cumplir, o por lo menos intentarlo. En la noche del lunes se produjeron otras dos grandes pistas: Marco Rubio se perfila como Secretario de Estado, encargado de la diplomacia estadounidense, y Mike Waltz, congresista de línea dura, se le ha ofrecido el puesto de consejero de seguridad nacional. En los próximos días y semanas irán cayendo más y más fichas del rompecabezas.
Más noticias sobre los días posteriores a las elecciones en Estados Unidos
Tras este pequeño resumen de cómo se va cristalizando el horizonte cercano tras la victoria de Donald Trump en las urnas, aquí va una selección de artículos, opiniones y reflexiones para que estén al día sobre la nueva realidad estadounidense:
- Los demócratas de Estados Unidos, un partido en busca de autor. Una nueva generación de dirigentes llama a la puerta tras una derrota electoral mucho más contundente de lo que esperaban.
- El condado más latino de Estados Unidos, donde nombrar a Reagan era pecado, se sube al tren de Trump. Tras más de un siglo de férreo control demócrata, el condado de Starr, en Texas, elige a un republicano como presidente por el descontento económico y la crisis migratoria.
- La victoria de Trump da alas al movimiento feminista 4B en Estados Unidos: “¡Divórciense de sus maridos, dejen a sus novios!”. En las redes sociales, muchas estadounidenses decepcionadas por la derrota de Kamala Harris están recurriendo a esta tendencia nacida en Corea del Sur que aboga por que las mujeres se nieguen a salir, casarse o tener sexo con hombres
- La jueza deja en suspenso el caso contra Trump por intentar robar las elecciones de 2020. La política del Departamento de Justicia va en contra de procesar a un presidente en el cargo.
- Análisis | Seis datos de la victoria de Trump: encuestas, falsas sorpresas y millonarios en cripto. Kiko Llaneras recopila claves e historias curiosas sobre el resultado y los intentos de predecirlo.
- Tribuna | Autopsia al optimismo demócrata, por Pablo Beramendi, catedrático de Ciencia Política en Duke University.
- Análisis | Las consecuencias económicas de Mr. Trump, por Claudi Pérez. El presidente electo de EE UU apela a las clases medias empobrecidas desde la Gran Crisis, con un modelo económico que muestra dificultades para ofrecer bienestar y seguridad a amplias mayorías. El trumpismo económico pivotará sobre las guerras comerciales, la desregulación y las rebajas fiscales.
- Columna | El corazón oscuro de Estados Unidos: Donald Trump ganó a Atticus Finch, por Guillermo Altares. La potencia cultural ha hecho que muchas veces olvidemos el reverso tenebroso del país.
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