Nuevos vientos y buenos tiempos aceleran el corazón de los venezolanos. Una decisión serena y firme resuena en su esperanza: VENEZUELA QUIERE CAMBIO.
Con visión política, claridad de propósitos y organización, MCM, abrió las ventanas del país y trajo aires de cambio. Se despejó el túnel y la luz del final se encendió. Ir por el cambio total ahora mismo, más allá de la empobrecida visión electoralista; darle densidad y trascendencia al proceso político venezolano.
Mientras comunidades de pueblos y ciudades desembocan en el río de cambios de María Corina, el régimen se estanca con medidas, más bien maniobras, dirigidas a desconocer la voluntad soberana, expresada el 22 de Octubre de este mismo año; y a desatender acuerdos de la comunidad internacional, para favorecer unas elecciones limpias, democráticas, sin inhabilitaciones.
Mientras el sentimiento popular se ensancha, y energiza, el gobierno se aísla en grupos del mismo caldo de cultivo, evidenciando su soledad.
El emperador se cubre de costosos aliados y ropajes, al punto que cualquier venezolano de la mayoría empobrecida, de sueldo miserable, de agua y luz intermitente, descubriría no solo que está desnudo sino que no tiene sus mismos intereses; comprende de inmediato que el gobernante está usando su poder, ventajosa e inescrupulosamente, para impedir que se cumpla la voluntad soberana e imponerse indefinidamente en el poder.
Establecer fechas a su medida, urdir inhabilitaciones, promover terrores y candidatos a manos llenas, y de manos llenas también, son maniobras que cualquiera entendería; están destinadas a exhibir cinismo para provocar abstención. Esta claro que el CNE que pagamos los venezolanos no está al servicio del país, sino de una minoría que no reconoce la voluntad soberana, ni la democracia de la alternabilidad en el poder. Cabe la pregunta: Si las decisiones han sido unánimes, dónde están los representantes, que los partidos que decían representarnos, dijeron escoger en el último acuerdo con el gobierno?
Lo que sí esta claro, no lograrán cambiar el curso de las aguas, no habrá violencia ni abstención. Se cumplirá la decisión soberana del pueblo: CON SERENIDAD Y FIRMEZA, VENEZUELA TENDRÁ CAMBIO.
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