En el vasto mundo de la naturaleza, las interacciones entre especies a menudo nos sorprenden y desafían nuestra comprensión. Una reciente investigación ha arrojado luz sobre una interacción particularmente inusual: la respuesta de los cocodrilos del Nilo (Crocodylus niloticus) a los llantos de los bebés humanos.

imagendestacada ITB BARQUISIMETO 01/11/2024

Desde tiempos inmemoriales, los cocodrilos han sido una amenaza para los humanos. Estos majestuosos reptiles, que han coexistido con nuestra especie, parecen tener una afinidad particular por los llantos de los bebés humanos. Según un estudio reciente, el llanto de los infantes podría representar un estímulo atractivo para estos depredadores.

Para entender mejor esta atracción, los investigadores expusieron a los cocodrilos del Nilo a una variedad de llantos, tanto de bonobos como de bebés humanos. Lo que descubrieron fue fascinante. Los llantos se pueden descomponer en tres características acústicas principales: armonía, prominencias espectrales y caos determinístico. Y, sorprendentemente, los cocodrilos mostraron una sensibilidad particular a los llantos que codificaban el estrés, incluso de especies que son parientes lejanos.

Lo que es aún más intrigante es que, cuando se compararon las respuestas de los cocodrilos con las de los humanos expuestos a los mismos llantos, surgieron diferencias notables. Los cocodrilos y los humanos parecen usar diferentes criterios acústicos para evaluar el estrés en los llantos de los infantes. De hecho, las características acústicas que impulsan la reacción del cocodrilo podrían ser indicadores más fiables de estrés que los utilizados por los humanos.

Históricamente, se sabe que los cocodrilos adultos se sienten atraídos por los llamados de auxilio de sus crías. Sin embargo, esta atracción no siempre es benigna. Aunque en algunos casos podría estar impulsada por un instinto de cuidado parental, en otros, es claramente predatorio. Algunos cocodrilos, al escuchar el llanto, adoptaron estrategias depredadoras, como acercarse sigilosamente bajo el agua. Otros, directamente atacaron la fuente del sonido.

Este estudio no solo arroja luz sobre el comportamiento de los cocodrilos, sino que también tiene implicaciones para la evolución humana. Es probable que estos depredadores hayan sido una amenaza constante para nuestros ancestros, especialmente en regiones donde los cocodrilos eran abundantes. Los llantos de los bebés humanos, a lo largo de nuestra evolución, podrían haber sido siempre un estímulo atractivo para estos reptiles.



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