Claudia Sheinbaum asumirá el cargo con la tarea encomendada de continuar con la ‘Cuarta Transformación’, así como de hacer frente a los retos endémicos de la sociedad mexicana, como la lucha contra el narcotráfico, o los feminicidios, y todo ello con la alargada estela que deja tras de sí el anterior mandatario, Andrés Manuel López Obrador.
Asimismo, deberá continuar por la ruta trazada por un Andrés López Obrador que deja casi 20 reformas pendientes de su aprobación, entre ellas las de universalizar las pensiones, la salud, la educación, la subida de salarios, o la prohibición del maltrato animal y el comercio de drogas químicas.
Sheinbaum ganó holgadamente las elecciones presidenciales de junio, con un 61,18 % de votos. Su perfil, más analítico y prudente para muchos, difiere del de su predecesor, a quien se le ha acusado de populista y en ocasiones hasta de paternalista con las mujeres.
«Estoy lista, estoy fuerte, está listo el pueblo de México para iniciar la segunda etapa de la ‘Cuarta Transformación’ de la vida pública de México», ha afirmado a unas horas de tomar posesión, entre agradecimientos a su antecesor. «Está entre los grandes. Es el mejor presidente que ha tenido este país», ha dicho.
España no contará con ningún alto representante en la investidura de Claudia Sheinbaum debido a que no se invitó a la misma al rey Felipe VI. Sin embargo, si asistirán la primera dama estadounidense, Jill Biden, los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel; de Brasil, Lula da Silva; de Chile, Gabriel Boric; de Colombia, Gustavo Petro; de Honduras, Xiomara Castro, y de Guatemala, Bernardo Arévalo, entre otros.
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