Sidersaura marae, un rebaquisáurido herbívoro, revela un pasado intrigante. Hallado en el sur de Argentina, sus restos fósiles únicos ofrecen pistas sobre la compleja evolución de estos dinosaurios.
El comienzo del año ha brindado un tesoro asombroso con la revelación de una nueva especie de dinosaurio herbívoro, Sidersaura marae. El descubrimiento tuvo lugar en el sur de Argentina y fue resultado del arduo trabajo de un equipo de paleontólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de este país. Los hallazgos, anunciados el 3 de enero de 2024, fueron publicados en la revista Historical Biology. Según el comunicado oficial del Conicet, este dinosaurio pertenecía a la familia de los rebaquisáuridos (Rebbachisauridae), reconocida por sus hocicos anchos en forma de pato, ideal para alimentarse de vegetación baja, y por la estructura de sus huesos vertebrales, llenos de espacios aéreos similares a las aves, lo que les confería un peso menor al esperado.
“Los rebaquisáuridos fueron dinosaurios muy importantes en los ecosistemas cretácicos y desaparecieron a mediados de este período en un evento de extinción masiva que tuvo lugar hace 90 millones de años”
Sebastián Apesteguía, Investigador del Conicet, director del Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara (que funciona en la Universidad Maimónides) y uno de los autores del trabajo.
Esta especie herbívora habría sido cuadrúpeda, con un cuello y cola largos, y se estima que fue la más grande de su familia, alcanzando unas 15 toneladas de peso y una longitud entre 18 y 20 metros. Una característica sobresaliente de Sidersaura marae es la forma estrellada de sus arcos hemales, los huesos de la cola, que la distingue de otros dinosaurios.
“Esta particularidad es la que le da nombre a la especie, dado que sider significa ‘estrella’ en latín”
Lucas Lerzo, autor principal del estudio y becario doctoral del Conicet en el Centro de Ciencias Naturales, Ambientales y Antropológicas de la Universidad Maimónides.
Los huesos del cráneo también revelaron información crucial: son robustos y menos delicados que los de sus parientes cercanos, presentaban un foramen frontoparietal, un agujero en la parte superior del cráneo. El significado de este hallazgo va más allá de una nueva especie; representa un avance en la comprensión científica del pasado terrestre.
“La presencia de un taxón basal en el Cenomaniense-Turoniense, tan cerca de la extinción del grupo, implica que la historia evolutiva de los rebbachisauridae fue más compleja de lo que se pensaba”.
Según el artículo publicado en Historical Biology.
Los restos fósiles, que consisten en cuatro ejemplares, se encontraron en Cañadón de Las Campanas, a 20 kilómetros de Villa El Chocón, una localidad al sur de Argentina reconocida por su valor paleontológico. Esta área, parte de la Formación Huincul, data del Cretácico Superior y tiene una antigüedad estimada entre 96 y 93 millones de años. Aunque los primeros restos de Sidersaura marae fueron descubiertos en 2012, la extracción y el análisis minucioso llevaron cinco campañas anuales. Los estudios geológicos revelaron que estos dinosaurios murieron en una zona barrosa cerca de un río, donde sus restos se descompusieron y, con el tiempo, fueron arrastrados por las crecidas del río. Los investigadores encontraron vértebras de la zona sacra y la cola en articulación parcial, huesos de extremidades posteriores, partes del cráneo y vértebras sueltas de la cola. Además, entre los restos óseos recuperados se halló el calcáneo, un hueso del tobillo de vertebrados terrestres que no se había encontrado antes en los rebaquisáuridos conocidos.
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