Donald Trump redobla su apuesta por el proteccionismo económico como argumento electoral. El expresidente y candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos ha amenazado este martes con imponer unos aranceles del 100% a los coches importados desde México. “Pondremos un arancel del 100% a cada coche que cruce a través de la frontera mexicana”, ha afirmado durante un acto sobre economía en Savannah (Georgia). Los grandes fabricantes estadounidenses producen coches en México. Incluso su aliado, Elon Musk, tiene planes para construir una gran fábrica en el vecino del sur de Estados Unidos, aunque por ahora están en suspenso.
“La única forma de que se libren de ese arancel es si quieren construir una planta aquí mismo, en Estados Unidos, con ustedes operando esa planta”, añadió Trump. “Quiero que las empresas automovilísticas alemanas se conviertan en empresas automovilísticas estadounidenses. Quiero que construyan sus plantas aquí”, dijo durante el mismo discurso. En realidad, ya hay muchos fabricantes de automóviles alemanes (entre ellos Volkswagen, Mercedes y BMW) y asiáticos (como Toyota o Hyundai) con grandes plantas de producción en Estados Unidos.
Trump no entró en detalles de su propuesta. Hace unos meses habló de que pondría esos aranceles a los coches fabricados en México por empresas chinas, pero ahora no parece excluir de la imposición a ninguno de los vehículos importados.
El expresidente dijo que si gana las elecciones del próximo 5 de noviembre añadirá aranceles de hasta el 20% a cada importación extranjera que entre en Estados Unidos, así como otro arancel de hasta el 60% a todas las importaciones chinas. También dijo que impondría un “arancel del 100%” a los países que se alejen del uso del dólar estadounidense.
En su retórica proteccionista, Trump también amenazó esta semana al fabricante de tractores y maquinaria agrícola John Deere con imponerle unos aranceles del 200% si traslada producción a México. La firma estadounidense tiene planes de fabricar en el país vecino algunos de sus modelos por los menores costes laborales. “Han anunciado hace unos días que van a trasladar a México gran parte de su actividad manufacturera”, dijo Trump el lunes en Smithton (Pensilvania). “Ahora mismo estoy notificándoselo a John Deere: si hacéis eso, pondremos un arancel del 200% a todo lo que queráis vender a Estados Unidos”, añadió el expresidente.
La empresa sostiene en su página web que para que las fábricas estadounidenses puedan llevar a cabo las actividades de gran valor añadido, “a veces es necesario trasladar a otros lugares operaciones menos complejas, como el montaje de cabinas”. “La empresa valora profundamente la mano de obra estadounidense altamente cualificada de nuestras comunidades de origen, que permite a John Deere fabricar los mejores equipos del mundo. En respuesta a las difíciles condiciones del mercado, recientemente hemos tomado medidas para reducir costes, incluyendo reducciones de plantilla. Estas decisiones fueron difíciles, pero vitales para nuestro éxito y competitividad continuados”, afirma, antes de concluir: “John Deere es una gran empresa estadounidense que emplea a grandes trabajadores estadounidenses y fabrica los mejores equipos del mundo”.
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Dentro de esa política proteccionista en la que centra su discurso económico, Trump ya propuso hace unas semanas en un discurso en el Club Económico de Nueva York rebajar el tipo del impuesto de sociedades estadounidense del 21% al 15% para las empresas que produzcan en Estados Unidos. “Queremos fabricar nuestros productos en Estados Unidos y en la mayoría de los casos podemos. Si subcontratas, deslocalizas o sustituyes a trabajadores estadounidenses, no podrás optar a ninguno de estos beneficios”, afirmó entonces.
Este martes ha insistido en esos mensajes, así como en las rebajas fiscales a las rentas altas y a las empresas. “Estamos poniendo a Estados Unidos primero. Este nuevo industrialismo estadounidense creará millones y millones de empleos”, afirmó Trump.
Para las reformas fiscales, no bastaría con que vuelva a la Casa Blanca, sino que necesitaría también mayoría republicana en las dos cámaras del Congreso.
A pesar de los aranceles que impuso durante su mandato como presidente, Estados Unidos perdió empleo industrial en sus cuatro años en la Casa Blanca. Ahora promete un “renacimiento industrial”, algo que en buena medida ha ocurrido durante el mandato de su sucesor, el demócrata Joe Biden, que también ha tenido una política proteccionista y ha concedido ayudas y deducciones fiscales multimillonarias a inversiones en sectores estratégicos.
“Con la visión que estoy esbozando hoy, no solo evitaremos que nuestras empresas se marchen a tierras extranjeras, sino que, bajo mi liderazgo, vamos a llevarnos los puestos de trabajo de otros países”, dijo. “¿Han oído alguna vez esa expresión? ¿Han oído alguna vez que vamos a quitarles el trabajo a otros países? Nunca antes se había dicho. Vamos a quitarles sus fábricas, y hace cuatro años lo teníamos muy claro, vamos a traer miles y miles de empresas y billones de dólares en riqueza de vuelta a los buenos viejos Estados Unidos”.
Con su proteccionismo a ultranza, Trump ha roto con la tradición republicana del libre comercio. Los aranceles a las importaciones implican mayores costes para las empresas estadounidenses (si se trata de bienes intermedios) o mayores precios para los consumidores (si se trata de bienes de consumo final).
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