Rusia ha lanzado este viernes una nueva ofensiva a gran escala contra Ucrania como respuesta al uso de cohetes ATACMS en suelo ruso, según el Kremlin. El objetivo del ataque, con cerca de 200 drones, seguidos de casi un centenar de misiles de crucero y balísticos, ha sido de nuevo la infraestructura energética, redes de transportes e instalaciones claves. Moscú se ensaña con el país invadido cuando las redes energéticas están ya muy tocadas, ha perdido más de la mitad de la capacidad de producción de energía, y la nieve y el hielo han tirado las temperaturas bien por debajo de cero. No se han registrado víctimas, mientras continúa la evaluación de daños.
“Otro ataque ruso con misiles sobre Ucrania. Misiles de crucero, balísticos. Según informes preliminares, había 93 misiles. En particular, había al menos un misil norcoreano. Conseguimos derribar 81 misiles, de los cuales 11 misiles de crucero fueron derribados gracias a nuestros F-16. Los rusos también utilizaron casi 200 drones en este ataque. Uno de los ataques a mayor escala contra nuestro sector energético”, informó el presidente del país, Volodímir Zelenski, en un mensaje en la red social X.
Las Fuerzas Aéreas ucranias concretaron después que habían detectado 94 misiles y 193 drones, de los cuales lograron derribar 81 y 80, respectivamente. Otros 105 no lograron alcanzar su objetivo.
El ataque demuestra, según el dirigente ucranio, que Rusia no tiene voluntad de poner fin al conflicto: “Este es el ‘plan de paz’ de Putin: destruirlo todo. Así es como quiere ‘negociaciones’: aterrorizando a millones de personas”, ha escrito en el mismo mensaje.
El ministro de Exteriores ucranio, Andrii Sibiga, ha instado a los socios occidentales a acelerar el envío de defensas aéreas al país, en concreto, 20 sistemas de defensa antiaérea, entre ellos NASAMS, HAWK o IRIS-T. “Rusia pretende privarnos de energía. Nosotros, en cambio, debemos privarla de los medios del terror”, declaró el ministro. Sibiga se ha reunido este viernes con el recién nombrado comisario europeo de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, que ha pasado parte de la mañana de su primera visita a Kiev en su nuevo cargo en un refugio.
“El enemigo continúa su terror. La energía en toda Ucrania está otra vez bajo ataque masivo”, escribió en Facebook German Galushchenkosaid, el ministro de Energía. Los especialistas evalúan los daños de unos ataques que han dejado sin electricidad a la mitad de los residentes de la región de Ternopil y han dañado plantas térmicas de la empresa DTEK. “Debido al ataque masivo con misiles contra instalaciones energéticas, ha aumentado el alcance de las medidas de restricción del consumo”, informó Ukrenergo, la empresa nacional de energía. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha informado en redes sociales de que cinco de las nueve unidades de energía nuclear operativas en Ucrania han tenido que reducir la capacidad por los nuevos ataques en la infraestructura energética.
El de este viernes es el 12º ataque de estas características en lo que va de año. El último se registró hace apenas dos semanas, el pasado 28 de noviembre. En aquella ocasión empleó 91 misiles y 97 drones bomba y dejó a un millón de consumidores sin luz. Los cortes de luz se extienden entre cuatro y seis horas de media al día, con diferencias entre regiones. Ukrenergo ha informado de que los apagones ya serán más largos este sábado.
El ataque lo inició, como suele ser habitual, un enjambre de drones bomba que empezó por la tarde del jueves y se extendió durante la madrugada del viernes. Sobre las siete de la mañana, las alertas antiaéreas comenzaron de nuevo a sonar en todo el país con el inicio del lanzamiento de misiles. Casi tres horas después, la amenaza se dio por concluida.
Moscú amenaza además con volver a utilizar el misil balístico experimental que lanzó el 21 de noviembre contra Dnipró. El vector, bautizado como Oreshnik, es una variación del RS-26 Rubezh, un misil intercontinental. Desde el lunes corría el runrún de que el lanzamiento podría ser inminente y de que esta vez estaría dirigido hacia la capital del país o el oeste, como mensaje a Occidente. El ataque ucranio a un aeródromo militar en la ciudad rusa de Taganrog, este miércoles, y la posibilidad de una represalia rusa, reavivó durante la semana el mensaje de aviso procedente de la inteligencia estadounidense. El Financial Times informó de que Moscú podría lanzar un nuevo Oreshnik este fin de semana.
No se descarta que Moscú vuelva a buscar un golpe de efecto, pero la respuesta al ataque en la región rusa de Rostov ha sido esta nueva embestida contra el sistema energético, según ha declarado el Ministerio de Defensa en declaraciones recogidas por la agencia rusa RIA Novosti. El Kremlin asegura que Ucrania empleó seis misiles estadounidenses de largo alcance ATACMS.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha criticado el empleo de este tipo de cohetes contra objetivos en suelo ruso, que recibió en noviembre luz verde de la Administración de Joe Biden, porque en su opinión “solo están escalando la guerra y empeorándola”. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, alabó esas declaraciones, “alineadas completamente con las posturas de Moscú.
Rusia intensifica su ofensiva contra Ucrania a poco más de un mes de que Trump llegue a la Casa Blanca con la intención de cerrar el conflicto. La cuestión es cómo. Según The Wall Street Journal (WSJ), en su encuentro con Zelenski, el pasado sábado en París, Trump le transmitió que la entrada de Kiev en la OTAN estaba descartada, pero que quería ver una Ucrania fuerte y bien armada al término del enfrentamiento.
El magnate republicano expresó también que Europa debía desempeñar un papel protagonista en la defensa de Ucrania, con el despliegue de tropas europeas de mantenimiento de la paz. No rechazó la posibilidad de que Estados Unidos apoyase esos esfuerzos, pero según las fuentes del diario estadounidense, sí descartó la participación de su ejército en el terreno. Emmanuel Macron, que estaba presente en el encuentro entre ambos líderes, ha comenzado un esfuerzo diplomático en busca de apoyos para ese hipotético despliegue, mientras los socios europeos buscan fórmulas de apoyo a Ucrania.
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