El presidente de Chile, Gabriel Boric, ha aceptado este viernes la renuncia del ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, su compañero de ruta desde que ambos eran dirigentes universitarios en 2011. Es, con mucha probabilidad, el más duro golpe político y personal de Boric en los 17 meses que lleva en el cargo: Jackson no es solo su principal aliado político; es también su amigo y se resistió siempre a sacarlo de su círculo formal. El secretario de Estado ha presentado su renuncia en medio del anuncio de la oposición de presentar en el Congreso, el próximo lunes, una acusación constitucional que buscaba su dimisión. La arremetida fue impulsada por el Partido Republicano, de la extrema derecha, que arrastró a la derecha tradicional a apoyarla. El escenario para el ministro Jackson era complejo en el Parlamento y a diferencia de la primera vez que se concretó una acusación –a comienzos de este año– su figura se encuentra muy debilitada.
“Doy un paso al costado tras constatar que mi presencia en el Gabinete ha sido ocupada por la oposición política como una excusa para no avanzar en los acuerdos que hoy Chile demanda y requiere. Se lo he comunicado al presidente de esta forma y él así lo entendió. Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer la confianza que el presidente depositó en mí”, ha dicho Jackson en la noche del viernes en La Moneda tras una reunión con el jefe de Estado.
Boric no quería sacar a Jackson del Gobierno, porque juntos fueron dirigentes estudiantiles en 2011, ocho años diputados y luego emprendieron como una dupla la carrera a la Presidencia. Si fue Boric y no Jackson el candidato fue, principalmente, porque Boric tenía los 35 años necesarios para postular, mientras Jackson no. Ambos fundaron el Frente Amplio –una coalición de nueva izquierda chilena que miraba a Podemos de España– y lideraron una campaña presidencial que los llevó a La Moneda en marzo de 2022. Jackson asumió en el primer anillo político del presidente, el ministerio de la Secretaría General de la Presidencia –que lleva las relaciones con el Parlamento–, pero tuvo una gestión compleja con el Congreso, precisamente por las enemistades que se ganó en los ocho años de diputado, incluso con la izquierda.
El presidente Boric ha escrito esta noche: “Chile y los habitantes de nuestra patria están primero. Acepto la renuncia de Giorgio Jackson como un gesto de generosidad que ayude a mejorar el clima político y avanzar en las reformas. Como dijo el mismo Giorgio, la gente está cansada de peleas. Es hora de ponerse de acuerdo”.
Chile y los habitantes de nuestra patria están primero. Acepto la renuncia de Giorgio Jackson como un gesto de generosidad que ayude a mejorar el clima político y avanzar en las reformas. Como dijo el mismo Giorgio, la gente está cansada de peleas. Es hora de ponerse de acuerdo.
— Gabriel Boric Font (@GabrielBoric) August 11, 2023
Los resultados del plebiscito constitucional de septiembre pasado –donde ganó con amplio margen la opción de rechazar el texto propuesto por una Convención Constitucional– fue una derrota para el Gobierno. Jackson era el que defendía la idea, que manifestó públicamente, que los cambios a los que aspiraba el Gobierno pasaban necesariamente por la aprobación de ese texto que cambiaba fuertemente la institucionalidad chilena. Con el 62% del país rechazando la propuesta, Boric apostó por un giro y un gran cambio de Gabinete, donde el ministerio del Interior lo dejó en las manos de Carolina Tohá, de la izquierda moderada. Pero aunque se pedía la cabeza de Jackson, el presidente no estuvo en septiembre por sacarlo del Gobierno, sino por mantenerlo como ministro, aunque no en un ministerio político, sino técnico: en Desarrollo Social.
El 35% que obtuvo el Partido Republicano en las elecciones del nuevo Consejo Constitucional en mayo pasado, fueron una segunda gran caída política para esta nueva generación de izquierda. El caso Convenios fue la gota que colmó el vaso y la figura de Jackson quedó fuertemente herida. La última encuesta Cadem, dada a conocer el domingo pasado, arrojó que un 56% de los consultados asociaba a Jackson con el caso Democracia Viva, la primera fundación que fue investigada por el caso Convenios.
Una renuncia “indeclinable”
Jackson dijo que vio mucho respaldo del Gabinete “sobre todo las últimas semanas que, por cierto, han sido momentos difíciles en medio de diversas mentiras y hasta calumnias que se han mencionado” en su contra. Aprovechó de enviarle un mensaje a la ciudadanía: “Quiero comunicarle que ya no hay más excusas. Estamos ante una oportunidad maravillosa de poder avanzar en protección social, en mejorar las pensiones de las personas mayores que, probablemente, entre tanta pelea, se preguntan ‘bien, ¿cuándo?”.
La renuncia de Jackson, que ha calificado de indeclinable, se produce en medio de la crisis del caso Convenios, que tiene como uno de los protagonistas principales a Revolución Democrática (RD), el partido del que es líder y fundador. Es una trama de traspaso de recursos del Estado a fundaciones ligadas principalmente al oficialismo y que ha impactado fuertemente en el partido RD, que forma parte del Frente Amplio, la coalición originaria de Boric. El caso estalló el 16 de junio pasado y, en estos casi dos meses, las presiones por la salida de Jackson han sido diarias. Prácticamente todos los ministros del Gabinete, Jackson y el presidente deben contestar preguntas relativas a su renuncia cada día y el Gobierno ha quedado entrampado en este asunto, lo que han resentido incluso las fuerzas oficialistas. En los últimos días, incluso desde los partidos de Gobierno se ha empujado por destrabar el momento político con la salida de Jackson, ingeniero civil industrial de 36 años.
Luego del robo que afectó las dependencias del ministerio de Desarrollo Social la noche del 19 de julio pasado –los ladrones se llevaron 23 computadores y una caja fuerte, entre otros artículos– el partido de la derecha tradicional UDI congeló el diálogo con el Gobierno, mientras el presidente no se decidiera a sacarlo del Gabinete. La fuerza política opositora lo hizo en medio de negociaciones clave para la actual Administración, como la reforma de las pensiones y la tributaria. La Cámara de Diputados aprobó la semana pasada –incluso con votos del oficialismo– un llamamiento inédito al presidente para que saque a Jackson y la presión llegó incluso por parte del líder de uno de los principales gremios de los empresarios, la CPC, Ricardo Mewes. Las figuras de mayor fuerza del Gabinete, como los ministros del Interior y de Hacienda, Tohá y Mario Marcel, pusieron a disposición de Jackson buena parte de su capital político.
En medio del caso Convenios, resonaban las palabras de Jackson hace un año: “Nuestra escala de valores y principios dista de la generación que nos antecedió”, dijo.
Lo dicho este viernes por Jackson –que fue usado como una excusa para no avanzar en los acuerdos que hoy Chile demanda y requiere– está en la misma línea que lo expresado el miércoles por el presidente, que aseguró que la oposición lo que buscaba, con la salida de Jackson, era en realidad trabar sus reformas y el programa político del Gobierno. Ninguno de los dos, como tampoco parte del Gobierno, se convenció nunca de las responsabilidades políticas de Jackson en el marco del caso Convenios. Hace un par de días, la portavoz, Camila Vallejo, militante comunista y compañera de generación de ambos, dijo que se buscaba con botar a Jackson por su cercanía con el mandatario.
Minutos después de la dimisión del ministro, el Partido Republicano se desistió de la acusación que había anunciado que presentaría el lunes. En un veloz comunicado, señaló: “No obstante considerar que existen los méritos suficientes para perseguir la responsabilidad política y jurídica del exministro por una serie de infracciones y hechos vinculados a su gestión actual [en el ministerio de Desarrollo Social] y pasada como ministro de la Segpres [Secretaría General de la Presidencia], consideramos que la decisión del presidente de aceptar su renuncia hace efectiva la responsabilidad política de éste y cierra una gestión ministerial desastrosa para el gobierno y para el país”.
Tras la renuncia de Jackson, asumió en forma interina como ministra la subsecretaria de Evaluación Social, Paula Poblete.
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