Uno de los ríos más importantes del Oriente Medio, como lo es el río Éufrates, lamentablemente se está secando, pero lo peor de todo es que está ocurriendo a un ritmo alarmante. Todas sus aguas, que durante muchísimos años han sido la principal fuente de muchas poblaciones de Turquía, Siria e Irak, hoy en día se están agotando. Una de las causas principales es la sobreexplotación y los grandes proyectos de infraestructuras emprendidos por Turquía, el país donde nace el Éufrates.
Si no se toman las medidas rápidas y correspondientes, en muy pocos años este río Éufrates, que sin duda alguna es histórico, podría convertirse en un hilillo insignificante. Sus nefastas consecuencias, sin embargo, trascenderán lo meramente medioambiental. El fin del Éufrates también acarreará graves problemas sociales, económicos y geopolíticos en una región ya muy inestable.
Éufrates, de río dadivoso a caudal raquítico
Originalmente, el Éufrates era un río extremadamente generoso. Este suministraba casi todo el agua que se usaría para el consumo doméstico, la agricultura y, sobre todo, la ganadería. Pero en los últimos años, Turquía ha construido cerca de 30 presas y centrales hidroeléctricas que lamentablemente retienen gran parte del agua del río antes de que llegue a Siria e Irak. Esto ha reducido su caudal a la mitad en esos países, siendo una de las principales causas del porqué se está secando este increíble río.
La creciente sequía del río Éufrates está siendo catastrófica para millones de personas y para los frágiles ecosistemas de Mesopotamia. Con menos agua disponible, se han perdido cosechas, ganado y peces en masa. Esto está empujando a muchas familias sirias e iraquíes al borde de la hambruna.
Por otra parte, el retroceso de los humedales está acabando con áreas críticas de cría para las aves migratorias y otros animales. También se han ido acabando y deteriorando todos los bosques de galería a lo largo del río. Estos son muy importantes para el oasis, ya que su vegetación ayuda a controlar la desertificación y, sobre todo, son el refugio de una gran biodiversidad.
Ante la grave situación que se está presentando, tanto Siria como Irak se están viendo obligados a tomar agua de otras fuentes cercanas para así poder sustituir la que ya no llega por el río Éufrates. Pero las aguas, hablando de las subterráneas a las que acceden, están sobreexplotadas y se agotan rápidamente o tienen un alto contenido en sales perjudiciales para la agricultura y el consumo humano. No son alternativas sostenibles ante la sequía del río Éufrates.
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