Lejos de su objetivo fundante de propiciar la integración regional, la cumbre de Mercosur que se realizó este lunes en Asunción puso en escena las diferencias entre los gobiernos sudamericanos. En particular, con el presidente de Argentina, Javier Milei, el gran ausente en el encuentro, enfrentado con los mandatarios de Bolivia, Luis Arce, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. El ultraderechista Milei desairó a sus pares de la región y participó el domingo de un foro conservador en Brasil, donde se reunió con el expresidente de ese país Jair Bolsonaro. En ese contexto, Mercosur no pudo acordar una declaración final. El dato alentador para la integración sudamericana fue el avance en la incorporación de Bolivia al organismo conformado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.

Javier Milei, participa en un encuentro de movimientos ultraderechistas latinoamericanos en Brasil.
Javier Milei, participa en un encuentro de movimientos ultraderechistas latinoamericanos en Brasil.André Borges (EFE)

En la capital paraguaya, la 64° cumbre del Mercado Común del Sur reunió al anfitrión Santiago Peña con Lula da Silva, el uruguayo Luis Lacalle Pou y el boliviano Luis Arce. También estuvo como invitado el mandatario de Panamá, José Raúl Mulino. Los temas centrales del encuentro fueron los acuerdos comerciales que se debaten con la Unión Europea, con China, con Emiratos Árabes, las facultades de los países miembros para negociar por su cuenta o no, pero la ausencia de Milei, representante de la segunda economía de la región, tiñó los discursos.

“Si el Mercosur es tan importante, deberíamos estar acá todos los presidentes”, dijo sin matices Lacalle Pou, quien asume la presidencia pro témpore del órgano regional. Antes, Peña había intentado sin suerte bajar la tensión. “No pude conseguir que pueda venir el presidente Milei. Tenemos que ser respetuosos de cada país, pero el proceso de integración no se detiene”, eligió destacar el paraguayo.

Milei ha hecho público su desprecio por las organizaciones internacionales y apuesta por las relaciones bilaterales que le interesan. En las últimas semanas, profundizó la tensión con Lula: volvió a llamarlo “comunista” y “corrupto” en respuesta a su reclamo para que le pidiera disculpas. Luego, viajó a Brasil para encontrarse con Bolsonaro, principal rival político de Lula. En paralelo, y después de haberse enfrentado con otros presidentes de la región —como el colombiano Gustavo Petro, el chileno Gabriel Boric o el mexicano Andrés Manuel López Obrador—, Milei se cruzó también con Arce, al considerar un “autogolpe” la asonada militar que amenazó al gobierno boliviano el pasado 26 de junio.

Si bien no lo mencionó, el discurso de Lula desgranó alusiones a Milei. El brasileño llamó a fortalecer la democracia en la región luego del intento de golpe en Bolivia. “Es necesario permanecer vigilantes. Falsos demócratas intentan socavar las instituciones y ponerlas al servicio de intereses reaccionarios”, dijo Lula. Después criticó las desigualdades que atraviesan Sudamérica y destacó que democracia y desarrollo “van de la mano”. Aseguró que no tiene sentido recurrir a un “nacionalismo arcaico y aislacionista” y tampoco revivir “las experiencias ultraliberales que solo empeoraron las desigualdades en nuestra región”. Tanto la referencia a “falsos demócratas” como a “ultraliberales” parecieron dardos destinados a Milei.

“Necesitamos una integración regional profunda, basada en el trabajo calificado y la producción de ciencia, tecnología e innovación para generar empleos e ingresos”, planteó Lula. El presidente de Brasil destacó el ingreso de Bolivia como miembro pleno del bloque y lo calificó de “estratégico” por su importante papel en el sector energético. El Estado de Bolivia ya aprobó su incorporación a Mercosur y ahora solo faltan trámites administrativos para que sea un miembro pleno del organismo. Este mismo lunes, tras la cumbre en Asunción, Lula tenía previsto viajar a territorio boliviano para reunirse con Arce y explicitar su apoyo, a días del intento de golpe.

El ausente Milei envió como representante a su canciller, Diana Mondino. En la cumbre, la ministra buscó reafirmar la membresía de Argentina “de la cual nunca hubo ni habrá dudas”, dijo. Aseguró que el Mercosur tiene “un enorme potencial como mercado ampliado y plataforma de relacionamiento con el mundo”, pero consideró que está desaprovechado: “Creo que el Mercosur está necesitando, no sé, un shock de adrenalina”.

Las diferencias intestinas impidieron que la cumbre concluyera con una declaración conjunta de los presidentes.

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