El primer partido de la final de la NBA entre los Celtics y los Mavericks tuvo este jueves a Pep Guardiola como espectador de primera fila. El entrenador del Manchester City, devolvió a su amigo y admirador Joe Mazzulla, técnico de los Celtics, la visita que este le hizo en febrero. A ambos se les vio la víspera departiendo sobre la cancha. Aunque el fútbol y el baloncesto sean tan diferentes, el entrenador de los Celtics reconoce que el técnico español ha tenido mucha influencia en su manera de ver el juego. Este domingo, tras su victoria del jueves, los de Boston reciben de nuevo a los Dallas Mavericks en el segundo partido de la final, al mejor de siete (a las 20.00, hora de la costa Este de Estados Unidos; 4.00 de la madrugada del lunes en la España peninsular).
“Creo que las cosas que conducen al éxito son las mismas. En los vestuarios, independientemente del deporte, incluso si estás en una empresa”, contestó Mazzulla cuando le preguntaron el miércoles en rueda de prensa qué valor tenía para él aprender de entrenadores que no se dedican al baloncesto. “Las cosas que conducen a la victoria, las cosas que conducen al éxito como dureza, unión, conectividad, la mentalidad que traes… todo es lo mismo. Solo es cuestión de reunir al grupo adecuado de personas en los lugares adecuados, y luego alimentar esa mentalidad cada día. Se puede aprender de todo. Intentas tener la mente lo más abierta posible”, añadió.
Este sábado ha contestado expresamente a una pregunta sobre el entrenador español. “Es una gran persona, un gran entrenador”, ha dicho, destacando “la humildad, la alegría, la ética de trabajo, la intensidad que aporta” y la “gran relación” que los une. “Le estoy muy agradecido, y me gustaría pensar que nos mejoramos mutuamente. Así que es genial que estuviera aquí. Es genial que haya podido compartir algo de su sabiduría y que haya podido pasar tiempo con él”, ha añadido.
Joe Mazzulla, nacido en Johnston, Rhode Island, en 1988, nunca fue un gran jugador de baloncesto, pero siempre entendió bien las claves del juego. Empezó a entrenar al poco de salir de la universidad. De pequeño jugaba al fútbol y le gusta ver sus conexiones con el baloncesto. Por ejemplo, le sirve para ilustrar cómo los partidos son un continuo, no una mera agregación de ataque y defensa.
Lo explicaba justo antes del partido contra los Mavericks de este jueves. “El juego está conectado, así que los ajustes ofensivos que hagamos dependerán en gran parte de cómo defendamos y los ajustes defensivos que hagamos dependerán en gran parte de cómo ataquemos”, decía, añadiendo que la clave está en “cómo una cosa afecta a la otra”.
«En eso consiste el baloncesto, para mí, como el contraataque en el fútbol», declaró Mazzulla a The Athletic en febrero pasado, tras su visita a Mánchester. “Así que estudio mucho al Manchester City. Estudio mucho a Pep. Creo que es el mejor entrenador a cualquier nivel, en cualquier deporte. Ha tenido una gran influencia [en mí]”, añadió.
Mazzulla, de 35 años, se encontró por sorpresa en 2022 dirigiendo a los Celtics de Boston, el clásico por antonomasia de la NBA. Venía de ser tercer entrenador, pero iba a empezar como segundo después de que Will Hardy, el asistente principal, decidiese buscar suerte en Utah. Sin embargo, un escándalo nunca del todo aclarado provocó la suspensión (y más adelante cese) de Ime Udoka en septiembre, a poco de empezar la temporada, así que el escalafón corrió de nuevo en lo que inicialmente parecía una solución temporal. Tras los buenos resultados, Mazzulla dejó de ser considerado un interino, aunque despidió su primer año con el sabor amargo de la derrota sorpresa de los Celtics en la final de la Conferencia Este frente a Miami Heat.
Este año, con un equipo a su imagen y semejanza, ha arrasado en la temporada regular. Las incorporaciones de Kristaps Porziņģis y de Jrue Holiday dieron el fruto esperado. Llegaron dispuestos a respetar la primacía de Jayson Tatum y Jaylen Brown, las estrellas del equipo, pero a ser decisivos a su manera, como ocurrió el jueves. El veterano Al Horford, mayor que Mazzulla, y el fiable Derrick White participan también habitualmente en la rotación. Buena parte de los jugadores puede intercambiar posiciones, todos están implicados en defensa y cualquiera puede lanzar triples. Y varios de ellos son también aficionados al fútbol. Han llegado a la final de la NBA sin despeinarse y ganaron el primer partido a los Mavericks con autoridad.
Mazzulla dice que descubrió en la filosofía del tiki-taka la idea de que el equipo debe tener muy claro a qué juega desde antes del partido. A diferencia del baloncesto, en el fútbol no hay tiempos muertos, así que los jugadores deben saber a qué atenerse de antemano. Al técnico de los Celtics le gusta esa idea y dice que redefinió su acercamiento a los tiempos muertos.
Aun así, el jueves, Mazzulla vivió el tiempo muerto soñado por cualquier entrenador. Lo pidió en el único momento en que los Celtics parecieron a merced de los visitantes. Tras la ventaja alcanzada en la primera mitad, los de Boston se relajaron y permitieron a los Mavericks acercarse a 8 puntos, cuando la diferencia había llegado a ser de 29. Mazzulla paró el reloj y llamó a los suyos. Tras volver a la cancha, los Celtics lograron un parcial de 14-0 que terminó de sentenciar el partido. Misión cumplida.
¿Qué hizo Mazzulla? Por una parte, un ajuste táctico. Jrue Holiday había estado torturando en defensa a Kyrie Irving, descentrado también por los abucheos del público. En cambio, las rotaciones defensivas sobre Luka Dončić parecían haber dejado de funcionar y el esloveno estaba en racha. Mazzulla pidió a Holiday que le defendiese y la cosa funcionó. Pero además, la charla tuvo el efecto de cortar el ritmo de los Mavericks y motivar a los suyos.
En la rueda de prensa posterior al partido le preguntaron qué les había dicho a los jugadores y él lo recreó. “Escuchad, son las finales de la NBA, estáis jugando contra un gran equipo y van a tener rachas. Solo hay que ser consciente de por qué. Solo hay que entender la jugada, qué podemos hacer para cambiarla y cómo podemos mejorar a partir de ahí”, explicó que les dijo. “Creo que el aplomo de los chicos al salir de ese tiempo muerto fue importante, y eso es lo que va a pasar: van a hacer tener más rachas y vamos a tener que luchar contra ellas”, añadió.
“Tienen un gran equipo. No hay una sola manera de defender a estos tipos, sobre todo cuando tienes que volver a jugar contra ellos. Así que tienes que tener la mente abierta para hacer cosas diferentes, absolutamente”, explicó después. “Pero no preveo una única solución. Tienes que tener múltiples soluciones”, añadió. En el segundo partido (madrugada del domingo al lunes, 2.00, Movistar), se verá si esas múltiples soluciones, algunas inspiradas por Guardiola, vuelven a funcionar.
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