En un frío día de febrero, Justin Smith, un hombre de 25 años, fue encontrado casi completamente cubierto de nieve al costado de una carretera vacía. El forense pensó que había estado allí, a temperaturas de -20°C (-4°F), durante 12 horas. Su temperatura corporal no se podía registrar con un termómetro digital. Los primeros respondientes asumieron que había sucumbido a una hipotermia grave y estaba muerto.
Sin embargo, como informó The Washington Post, después de un último esfuerzo para reiniciar su corazón, fue salvado contra todo pronóstico. El equipo médico del Hospital Lehigh Valley utilizó una técnica llamada oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) para pasar sangre tibia y oxigenada al corazón de Smith y al resto de su cuerpo, actuando como un corazón artificial. De manera improbable, su corazón comenzó a temblar o “fibrilar” y los médicos lograron hacer que su corazón volviera a latir mediante una descarga eléctrica.
El personal médico pensó que podría haber estado en estado de muerte cerebral, pero las exploraciones diseñadas para detectar las señales eléctricas emitidas por la actividad neurológica volvieron completamente normales. Despertó de su coma, y un año después, aparte de perder sus dedos de los pies y de las manos por congelación, Smith, según informó BBC News, es una persona completamente sana.
“Ningún ser humano debería ser capaz de sobrevivir al frío y una temperatura corporal de 18°C (64°F) y una falta de pulso durante 12 horas, pero Justin Smith lo hizo”, dijo John E. Castaldo, jefe de la división de neurología en la Red de Salud del Valle de Lehigh, en un video producido por la red.
El secreto de su supervivencia radica en la capacidad del cuerpo para reducir su metabolismo, el proceso que convierte el oxígeno y los nutrientes en energía. Por cada grado Celsius que baja la temperatura corporal, el metabolismo disminuye hasta un 7%. Esto significa que, a temperaturas más frías, las células del cuerpo requieren menos oxígeno y la frecuencia cardíaca comienza a disminuir, conservando la energía del cuerpo.
La supervivencia de Smith es un hito en la ciencia médica, y los científicos aún no están completamente seguros de cómo su cerebro resultó completamente ileso. Es la persona más fría conocida por la ciencia médica en haber sobrevivido a una hipotermia extrema.
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