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La delicada situación humanitara en Gaza en el momento en el que se produce el alto el fuego
A las 7.00 de esta mañana (6.00 en la España peninsular) ha comenzado el periodo de cuatro días de tregua entre Israel y Hamás pactado el martes y anunciado el jueves por Qatar, uno de los mediadores junto con Estados Unidos y Egipto. Gracias al alto el fuego, han comenzado a entrar en la Franja decenas de camiones con ayuda humanitaria. La tregua llega con una situación humanitaria muy delicada en el enclave palestino, con cientos de miles de desplazados, problemas en los hospitales y falta de productos de primera necesidad.
Desplazados. De los 2,3 millones de habitantes que tiene Gaza, una de las zonas del mundo con mayor densidad de población, se estima que 1,7 han tenido que abandonar sus hogares, es decir, que son desplazados internos, según datos de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés). De ellos, un millón se refugia en los 156 colegios con los que cuenta Naciones Unidas en la Franja. Estas escuelas están completamente sobrepasadas, con una cantidad de personas que supera en cuatro veces su capacidad. Muchos hombres duermen a la intemperie. En Jan Yunis, en la zona sur de Gaza, algunas familias han montado tiendas de campaña en las afueras de los refugios ante la imposibilidad de encontrar un hueco dentro.
Hospitales. Ninguno de los 35 hospitales con los que cuenta Gaza funciona con normalidad por la falta de combustible y los bombardeos israelíes, según la OCHA. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que solo ocho de las 11 instalaciones sanitarias que hay en el sur de la Franja —las principales están en el norte, la principal zona en la que Israel ha llevado a cabo su ofensiva— están funcionando, pero solo una puede llevar a cabo operaciones complejas. La OMS está tratando de llevar a cabo la evacuación de pacientes desde los centros médicos del norte al sur. El número de bebés prematuros se ha multiplicado casi por tres en Gaza en el último mes debido al estrés que sufren las maders, según Oxfam.
Ayuda humanitaria. Tras dos semanas cerrado prácticamente a cal y canto, el paso de Rafah, que conecta Gaza con Egipto, abrió el 21 de octubre para que entraran camiones con ayuda humanitaria. Sin embargo, el número de camiones que ha entrado en el enclave es muy inferior al que la Franja necesita, que es de unos 500 diarios. Se prevé que desde hoy entren decenas de camiones para aliviar la situación de los hospitales, que no cuentan con combustible para sus generadores.
Agua. Las pequeñas entregas de combustible en los últimos días han permitido que algunos pozos de agua y estaciones de bombeo reanuden sus operaciones en el sur de Gaza. Sin embargo, según la OCHA, existe el riesgo de que las personas que están en el norte de la Franja sufran deshidratación. En la zona septentrional del enclave, la planta desalinizadora de agua y el oleoducto israelí que suministra agua allí no funcionan. Las plantas de tratamiento de aguas residuales no están funcionando a plena capacidad debido a los daños y la escasez de combustible, y en los últimos días han fluido aguas residuales en las calles cercanas a Rafah, según ha denunciado la ONU.
Fuel. Israel ha permitido entregas muy pequeñas de combustible a Gaza, ya que teme que este sea utilizado por los milicianos de Hamás. Ayer entraron en la Franja 75.000 litros procedentes de Egipto. El fuel es necesario para las plantas desalinizadoras, las ambulancias y los generadores de los hospitales y de los refugios de la ONU. Durante estas semanas de guerra, las escuelas para los desplazados, las plantas desalinizadoras, los centros médicos y las ambulancias han sufrido la falta de combustible y han tenido que detener sus operaciones en mayor o menor medida.
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