Un equipo internacional de investigadores ha descubierto una enorme anomalía en las profundidades del interior de la Tierra que podría ser un resto de la colisión que hace 4,500 millones de años formó la Luna.
Este hallazgo aporta nuevos datos sobre la estructura interna de la Tierra, su evolución a largo plazo y la formación del sistema solar interior.
El estudio utilizó métodos avanzados de dinámica de fluidos computacional para simular el impacto gigante que condujo a la formación de la Luna, revelando que el manto terrestre presentaba una estratificación con diferentes composiciones y estados en el manto superior e inferior tras la colisión.
Es posible que en el manto inferior siga predominando el material terrestre anterior al impacto, lo que cuestiona las ideas tradicionales sobre los efectos del impacto gigante.
Esta investigación puede tener implicaciones para comprender la formación del sistema solar interior e incluso aportar datos sobre exoplanetas más allá de nuestro sistema solar.
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