Hace algunos años, tuve el honor de ser parte de la Junta Directiva de la Fundación Cabriales durante el segundo mandato de Henrique Fernando Salas Feo. La junta estaba integrada por individuos excepcionales, con presidentes destacados como Simón García en un principio y posteriormente Alejandro Conejero. Los demás éramos directores y así compartí responsabilidades con personas tan notables como nuestra querida y recordada Cristina Araujo, el respetado político Enrique Aristeguieta Gramcko, el talentoso artista plástico Francisco Bugallo, y el actual presidente de la Academia de la Historia del Estado Carabobo, José Sabatino Pizzolante.
Hicimos cosas muy hermosas, al fin y al cabo, el objetivo de la Fundación Cabriales, era realizar actividades culturales y artísticas, al aire libre, en la concha acústica del Parque Negra Hipólita, enteramente gratuitas. Tuvimos temporadas de Conciertos de música académica, en Valencia y en Puerto Cabello; además organizamos un Salón de Artes Plásticas y una exposición de obras artísticas al aire libre.
Decidimos entonces editar una revista cultural con publicación bimensual, Río Arte, para la que contamos con la dirección general de Aura Marina Ríos y nos acompañó la periodista Mary Ángela Murga, como Jefe de Información y Comunicación. Una muchacha muy agradable y competente. Llegó el siguiente gobierno y todo desapareció.
Un día mi hermano Miguel Ángel me pidió que lo acompañara a una entrevista que le haría una exalumna suya, muy querida, que resultó ser nada menos que Georgette Isaacs y el programa, “La Gran Naranja”, en Onda, La Superestación. Llegamos a la sede del Circuito Unión Radio y, cuál no sería mi sorpresa, la gerente de producción y mercadeo de Onda era Mary Ángela Murga. Recordamos nuestras experiencias en la Fundación Cabriales y nos dimos cuenta de todo lo que la revista nos había unido. Así que le propuse un proyecto radial. “Epa Comadre”. Lo haría con mi comadre Lucía Montanari, ambas locutoras y con muchos deseos de hacer algo diferente. Le gustó mucho la idea, pero me hizo una advertencia. “Si no consiguen patrocinantes, más o menos en seis meses no seguirán transmitiéndolo porque sería una pérdida para la emisora”.
Así entramos a la familia Onda. Nos presentaron a Edgar Barrios y, Edgar, al ver a Lucía, le preguntó de inmediato por su hermana, Paola, conocida en el mundo artístico como “Lucía, la de Marinero”. Y nos contó que él fue el comisionado por Radio Caracas a buscarla al aeropuerto con un traductor italiano-español y se encontró con la sorpresa de que “Lucía, la de Marinero”, era valenciana y ya nosotros, sus amigos de siempre, la esperábamos en Maiquetía, aunque tenía que irse con Edgar, como era de esperarse.
De esa agradable reunión con Edgar Barrios han pasado casi nueve años, la edad que tiene “Epa Comadre” al aire. Porque siguió emitiéndose a pesar de que nunca tuvimos ni muchos ni constantes patrocinantes, por lo que deduzco que el programa era bueno.
Cuando mi comadre comenzó con la idea de irse a Italia a acompañar a sus padres, se nos unió nuestro hermano de la vida, Luis Augusto González, Guaguancó. E incluso hubo una temporada en que salimos como “Epa Comadre entre tres”, porque compartimos micrófono mi comadre Lucía, Guaguancó y yo.
Mary Ángela dejó la radio, emigró del país y fue sustituida en el cargo con gran eficiencia por Jesús Ramos, Jesús Ernesto Ramos Manzo, mi mejor amigo. Compartimos experiencias con personas muy valiosas, como nuestro gerente de operaciones, Rocco Ceci, y los operadores que mostraron bastante paciencia, como José Navas, Brian Flores, Javier Pirela y Ricardo Calabrese. También compartimos además de con Georgette Isaacs, con Dhameliz Díaz, Fósforo Sequera, Lucas Sarabia, Ricardo Grafffe, la Catira Machado, Angela Randazzo y tantas otras personas hermosas, sin olvidar a Josbert Morales y Yahir Páez, quienes ya no están con nosotros. Definitivamente Onda Valencia es una familia, es parte de la gran familia Unión Radio. Locutores, periodistas, productores, editores, gerentes, empleados, gente de la limpieza, todos, somos una familia.
Me cuentan que representantes de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) llegaron a la sede de Unión Radio con una actitud afable, sonriente, aparentando una visita cordial. Sin embargo, estas mismas personas fueron responsables, el 28 de octubre de 2022, del cierre de la emisora hermana “Éxito 99.1 FM”. Las mismas que, unos días antes, el 14 del mismo mes, cerraron “Unión Radio Valencia 105.3 FM”, alegando «extinción de la concesión». Este incidente me trajo a la memoria el cierre de «Radio Caracas Televisión» en 2007, cuando se le negó la renovación de la concesión al aprovechar su vencimiento. Entiendo que el gobierno, según lo expuesto por el presidente Chávez en ese momento, no tolera críticas, interpretando estas acciones como “emisoras que promueven el golpismo en detrimento del pueblo y la nación”, en lugar de considerarlas como ejercicio de la libertad de expresión.
El cierre de Onda, una emisora que ha deleitado a la comunidad valenciana durante treinta y cinco años, significa, al igual que ha sucedido con los más de doscientos sesenta medios de comunicación cerrados por Conatel en la última década, y más de cuatrocientos en los últimos veinte años, el despido de numerosos trabajadores, de sus empleos. Estas competentes personas se encuentran ahora sin sustento de manera injustificada.
La querida y reconocida periodista Charito Rojas es la concesionaria y responsable de Onda Valencia, es a ella a quien le tocó apelar el fallo. Dios quiera este recurso cambie la decisión y volvamos a tener los valencianos, Onda, 100.9 FM, la Superestación.
Anamaría Correa anamariacorrea@gmail.com
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