Un arqueólogo informó recientemente del descubrimiento de un “pergamino de piel de becerro” en el Arca de Noé llamado “Códice del Arca de Noé”. Un códice es el antepasado del libro de hoy que usaba vitela, papiro u otro material en lugar de hojas de papel. Se informa que el pergamino data de entre 13,100 y 9,600 a.C. También es del Período Epipaleolítico Tardío.

Se utilizó pergamino especialmente preparado, llamado vitela o klaf, para preparar el pergamino. Esto está hecho de piel de animales kosher. El Codex tiene una encuadernación en suave cuero y una cubierta de siete páginas. Además, se escribe de derecha a izquierda y de arriba a abajo.
Se utilizan letras, gramática y números paleohebreos. Los investigadores afirman que la variación en los caracteres representa los escritos de cuatro personas distintas. Son “muy probablemente Noé, Sem, Cam, Jafet o sus esposas, como se indica en Génesis 6:10 y el Corán”.

Según el Dr. Joel Klenck, arqueólogo educado en la Universidad de Harvard, el descubrimiento del Códice del Arca de Noé “respalda los puntos de vista de las tres religiones abrahámicas de que el grupo lingüístico semítico incluye el idioma más antiguo”.
El Arca de Noé, donde se desenterró el Códice, presenta varias entradas que conducen al Arca donde las culturas “construyeron pequeñas áreas de adoración, con ubicaciones únicas de artefactos, que muestran veneración durante miles de años”.

El Dr. Klenck afirma que el punto de vista lingüístico moderno cuestiona la idea de una emersión del lenguaje de una mezcla de poblaciones distribuidas por todo el mundo. En cambio, este descubrimiento apunta a las afirmaciones de Moisés, Jesucristo y el profeta Mahoma “de que el grupo lingüístico semítico incluye el primer idioma en la tierra, que sobrevivió a la catastrófica inundación global”.
Habiendo descubierto el Códice, que evidencia un lenguaje escrito paleo-hebreo antes del Diluvio, Klenck afirma que puede ser válida la afirmación del erudito Abraham Ibn Ezra de que “los capítulos iniciales de Génesis fueron memorizados por cada generación desde Adán hasta Moisés”.
El Codex también ilustra “la primera evidencia de iluminación”. Tres imágenes, el monte Ararat, la cordillera y un camello, se han cubierto con polvo de oro mezclado con huevo, goma arábiga o “una capa conocida como oro de concha”.
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