El rayo de la muerte de Arquímedes: Cuando el Sol se usó como arma de destrucción masiva

En la guerra, todo se vale. Al menos eso es lo que dice el dicho y en la antigüedad, se usaban estrategias y armas bastante creativas durante los conflictos bélicos, así fue que nació el rayo de la muerte de Arquímedes, un intento de utilizar la energía solar como un arma de gran potencia.

El excéntrico rayo solar de Arquímedes

El rayo de la muerte de Arquímedes: Cuando el Sol se usó como arma de destrucción masiva

En la actualidad, la energía solar se encuentra presente en muchos aspectos de nuestra vida; para cargar el Tesla, encender un celular, hasta para cocinar alimentos. Sin embargo, ¿usarlo como arma? No parece tan viable… ahora, porque en el pasado, sí fue una opción.

El rayo de la muerte de Arquímedes fue una manera de aprovechar la forma de energía más primitiva que existe. Al menos, ya en el Imperio Romano, se construían hornos que utilizaban energía solar concentrada con vidrio y metal pulido.

Ni siquiera se trata del panel solar concentrado más grande de la antigüedad, más bien se trata de un arma. Arquímedes, el científico griego del siglo III a. C., pudo haber incinerado toda una flota romana usando una serie de espejos para producir un rayo mortal.

Relatos antiguos dan a conocer que Arquímedes, ya reconocido como un famoso inventor en la ciudad-estado mediterránea de Siracusa, destruyó el poder naval romano durante el asedio de Roma a Siracusa en el año 2012 a. C., Roma había asediado Siracusa durante la Segunda Guerra Púnica. Así fue que el científico atacó por primera vez la flotilla romana con catapultas y enormes grúas equipadas con grafios.

Después, se desplegaría su mayor arma: el rayo de la muerte de Arquímedes. Se trataba de un gigantesco espejo redondo flanqueado por otros espejos más pequeños. Las superficies reflectantes concentraron los rayos del sol en los barcos de madera, creando así un láser primitivo. El rayo se concentró lo suficiente como para incendiar una llama que terminó quemando los barcos.

Según el autor bizantino Tzetzes, era una especie de espejo hexagonal y en un intervalo proporcional al tamaño del espejo. Arquímedes colocó otros espejos pequeños parecidos con cuatro bordes, que se movían con eslabones y una especie de bisagra. Hizo del cristal el centro de los rayos del sol, concentrando con éxito la energía en un rayo que redujo todo a cenizas.

¿Realidad o ficción?

El rayo de la muerte de Arquímedes: Cuando el Sol se usó como arma de destrucción masiva

El rayo de la Muerte de Arquímedes es un relato increíble y que describe una fascinante ciencia griega, pero ¿Es real? Los historiadores señalan que este artefacto no está registrado en los relatos más antiguos de la vida de Arquímedes. Livio, Polibio y Plutarco dieron descripciones detalladas del asedio de Siracusa, pero no hacen mención al rayo. Lucian es el primero en mencionar el arma, pero lo hizo cuatro siglos después, además su fama de satírico tampoco ayuda a su veracidad. Antemio de Tralles mencionó por primera vez el uso de espejos sólo en el siglo VI, y el relato de Tzetzes data del siglo XII.

Los científicos modernos son aún más escépticos. Investigadores del siglo XX probaron si era posible, con resultados mixtos. Un equipo del MIT intentó incendiar un simulacro de barco de madera en 2005, pero sólo produjo humo.

En 1973, el científico griego Ioannis Sakkas hizo un experimento en una base naval de Skaramagas, cerca de Atenas, usando espejos recubiertos de cobre, del tipo que habría existido en la época de Arquímedes. Redirigió la luz del sol hacia un falso barco de madera contrachapada a 60 kilómetros de distancia, provocando que se prendiera en fuego en pocos segundos. Pero los barcos romanos eran más grandes y estaban hechos de cedro más duradero, lo que sugiere que no se habrían incendiado.

Otros han intentado replicar el rayo de la muerte de Arquímedes, un profesor del MIT y sus estudiantes intentaron construir uno en 2006, usando los mismos materiales disponibles en la Siracusa del siglo III a. C. Diseñaron un espejo parabólico, pero tampoco se produjo la combustión esperada y solo se logró la ignición a 22 kilómetros.

Mientras algunos experimentos han tenido más éxito que otros, nadie ha logrado tener los resultados que, según cuenta, él tuvo, así que lo más probable es que el antiguo rayo de la muerte de Arquímedes no sea más que un mito. Sin embargo, que sea un mito más que creído y documentado en más de un testimonio antiguo, arroja luz sobre su veracidad.



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