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El ejército israelí ha liberado con vida a cuatro rehenes en una operación a plena luz del día en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, en la que participaron cientos de soldados. Se trata del mayor rescate en ocho meses de guerra, justo cuando el Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, está más presionado para poner fin a la guerra para recuperar a los 120 (dos tercios de ellos con vida) secuestrados en el ataque del 7 de octubre que quedan en la Franja. La operación, en dos casas diferentes, ha ido acompañada de intensos bombardeos aéreos por tierra, mar y aire, que han dejado 210 muertos y 400 heridos, según Hamás. El hospital al que iban llegando los cadáveres desde la mañana de este sábado quedó saturado.

Los rescatados son Noa Argamani, de 25 años; Almog Meir Jan, de 21; Andrey Kozlov, de 27; y Shlomi Ziv, de 40. Todos fueron capturados en el festival al aire libre Nova, donde cientos de jóvenes bailaban al alba a pocos kilómetros de Gaza cuando empezaron a volar los primeros cohetes sobre el cielo. Del festival proceden un tercio de los muertos civiles y decenas de rehenes.

Miles de personas se han ido concentrando desde primera hora de la tarde en la bautizada como Plaza de los Rehenes y Desaparecidos, de Tel Aviv. El rescate ha convertido la manifestación semanal del principal foro que presiona para la liberación de los rehenes en una mezcla de festejo y llamado de atención a Netanyahu, para que no olvide al resto de rehenes ni apueste solo por la vía militar. “La alegría solo será plena cuando todos los rehenes vuelvan a casa”, ha declarado desde el estrado Lior Ashkenazi, un popular actor implicado desde hace meses en la causa. Entre cánticos de “¡Todos! ¡Ahora!”, Ashkenazi ha llamado a Netanyahu a ignorar las “presiones políticas” internas (en alusión a sus socios ultraderechistas) y sacar adelante sin demora el acuerdo que él mismo aceptó poner sobre la mesa y resumió la semana pasada el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

La televisión israelí ha difundido un vídeo de Noa Argamani ―una de las rehenes convertidas en símbolo, sobre todo por su historia familiar y las imágenes en las que pide socorro durante su captura― hablando por teléfono con el presidente, Isaac Herzog, poco después de su rescate. “Estoy tan contenta de estar aquí”, le dice. Los liberados han sido transportados en helicópteros militares a un hospital cerca de Tel Aviv, donde han podido abrazarse a sus familiares y pasar un reconocimiento médico. “Todos están sanos y su estado de salud es bueno”, ha confirmado el portavoz militar, Daniel Hagari, en una comparecencia extraordinaria ante la prensa.

En una rueda de prensa convocada en el hospital, el padre de Noa Argamani, Yaakov, ha reclamado “todos los esfuerzos posibles” para traer de vuelta al resto. “No olvidemos que todavía hay 120 rehenes”, señaló.

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Un miembro de Yamam, una unidad de élite de la policía de fronteras israelí, murió en la operación, que se desarrolló bajo fuego de los milicianos. El ejército y los servicios de inteligencia llevaban semanas preparándola y recibieron luz verde el jueves para efectuarla. La cadena de televisión Al Jazeera asegura que los soldados emplearon una ambulancia para llegar de incógnito a la zona.

Captura de pantalla del vídeo en el que se ve a Noa Argamani cuando fue tomada como rehén y llevada a Gaza, el 7 de octubre.
Captura de pantalla del vídeo en el que se ve a Noa Argamani cuando fue tomada como rehén y llevada a Gaza, el 7 de octubre.Video obtained by Reuters (via REUTERS)

“Liberar cuatro detenidos no es un logro. El logro es que la resistencia aún mantenga 120″, ha reaccionado en un comunicado el portavoz del brazo armado de Hamás, Abu Obeida. El citado portavoz ha querido lanzar una amenaza ante posibles operaciones similares. Ha asegurado, sin aportar pruebas, que las tropas israelíes mataron a otros rehenes durante la operación y ha subrayado que la “matanza” de palestinos que cometió Israel para rescatar a cuatro rehenes “afectará en primer lugar” al resto de los cautivos, porque “impactará negativamente en sus condiciones y vidas”

Obeida añadió que, “según todos los cálculos de poderío militar”, la guerra “debería haber acabado en un mes con una victoria apabullante de los israelíes”. Por su parte, el líder del movimiento islamista, Ismail Haniye, ha dejado claro que la noticia no forzará a Hamás a aceptar un acuerdo que no provea seguridad a los palestinos.

En ocho meses de guerra, Israel apenas ha conseguido liberar a siete israelíes en operaciones militares. Los últimos, en febrero en Rafah, Fernando Simón Marman y Norberto Luis Har, ambos con doble nacionalidad argentina-israelí. La inmensa mayoría (un centenar de los más de 250 tomados el 7 de octubre) ha podido regresar de forma negociada, a cambio de un alto el fuego temporal, la excarcelación de cientos de presos y la entrada de más ayuda humanitaria, en la última semana de noviembre.

Un balón de oxígeno para Netanyahu

La operación da un balón de oxígeno a Netanyahu, en plena negociación de alto el fuego con Hamás. El primer ministro viene defendiendo que ejercer “presión militar” ayuda a traer de vuelta a los rehenes, al ablandar la posición negociadora de los islamistas. Es, además, consciente de que estas operaciones exitosas tocan una fibra particularmente sensible en el país, más allá de divisiones políticas. Netanyahu ha prometido este sábado “traer de vuelta a todos los rehenes”, ya sea de esta forma o de otras. Por su parte, el presentador del canal 12 de la televisión nacional lloraba de la emoción al dar paso a las imágenes de Yaakov Argamani, padre de la rescatada Noa, celebrando la noticia con los puños en alto y la frase: “¡Qué ejército tenemos!”.

Precisamente, la operación ha llevado al ministro Benny Gantz ―hombre clave en el Gobierno de guerra al proceder de la oposición y ser el favorito en los sondeos― a cancelar el discurso en el que se daba por hecho que anunciaría, a última hora de este sábado, su salida de la coalición de gobierno. También Yair Lapid, el jefe de la oposición que pide a diario la dimisión de Netanyahu y elecciones anticipadas, ha calificado el rescate de “gran luz en la terrible oscuridad”.

El rescate llega además después de semanas echando por tierra la teoría de la importancia de la “presión militar”. Hamás sigue firme en que el precio de todos los rehenes es el fin de la guerra, sin peros, y se venían sucediendo las confirmaciones, como un goteo cada pocos días, de que alguno de los rehenes estaba muerto, o los anuncios de muertes de soldados en combate en Gaza. Hace apenas dos días, los líderes de 17 países, entre ellos EE UU, España, Argentina, Brasil y Colombia, aumentaron la presión a Netanyahu al instar a Israel y a Hamás a cerrar ya el acuerdo que ponga fin por fases a la guerra a cambio de la entrega del resto de rehenes.

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